CÓMO PODEMOS AYUDARNOS A NOSOTROS MISMOS 



¿Qué es el Eneagrama? 

El Eneagrama es un complejo sistema de organización que explica el origen de las manifestaciones del comportamiento humano. Define nueve tipologías o enea- tipos, nueve maneras de percibir, estar y comportase en el mundo, de manera reduccionista, determinista y automática. Nueve clichés repetitivos de manera igual y constantes, independientemente del ser humano que lo porte. Fenómeno, este último al que unas tradiciones   se refieren como ego y la psicología de la personalidad como carácter. El Carácter, por lo tanto, es una construcción que se instala con bastante prontitud en el proceso evolutivo de los seres humanos, funcionando de manera automática y reactiva, sustituyendo la frescura natural de las respuestas saludables, creativas y en sintonía al contexto o situación, por respuestas automáticas, aprendidas, que provienen generalmente de operaciones defensivas cuya referencia es el pasado.

Podemos decir que la naturaleza humana se ha visto sustituida por el ego o carácter. Una falsa imitación de la fuente esencial de cada uno que crea constantemente percepciones ilusorias, haciéndonos vivir (sentir, pensar y hacer) sobre realidades incompletas e incluso inexistentes.

Por ello consideramos que el Eneagrama no es un sistema de clasificación de las personalidades del ser humano, sino un preciso y complejo sistema para verse así mismo. Para transformarse y para estar en el mundo más vivo y despierto a los fenómenos propios de la naturaleza humana.


Mario Fernández Alameda: Neo Eneagrama método mapa 

Mario F. Alameda
Mario F. Alameda

 Acerca del Eneagrama y el trabajo con el carácter:

Mientras que las diagnosis médicas interrogan los síntomas en busca de enfermedades, en el counselling y la psicoterapia, en cambio, los síntomas indican exageraciones de los procesos normales, que pueden resultar alterados por diversas causas. En el counselling y la psicoterapia, por lo tanto, el trabajo empieza reconociendo las distintas funciones del organismo psicofísico y se desarrolla buscando las eventuales maneras en las cuales estas funciones pierden su normal eficacia. Las funciones se concretizan en conductas, y, para referirse a conductas típicas, es de uso frecuente, incluso en el lenguaje cotidiano, el término "carácter".

El Ego o carácter, llamado así desde la visión freudiana del yo. Sentido de ser y forma que adquiere el existir. Falsa identidad desde la visión del Eneagrama, confundida con la naturaleza esencial del ser humano. 

La idea del carácter es útil en la psicoterapia y el counselling, sirve, por ejemplo, para evitar distinciones cualitativas de tipo jerárquico entre los individuos, a partir de la suposición que no existe quien tenga carácter y quien no lo tenga, o que un carácter sea mejor que otro: se supone que cada uno tiene un carácter, y se considera cada carácter simplemente como una especialización en algún tipo específico de conducta. Mirar desde la perspectiva de los distintos caracteres resulta ser, para los profesionales de la relación de ayuda, una forma cognitiva útil para interactuar con los pacientes/ clientes a salvo de evaluaciones cualitativas: la relación de ayuda es, en ciertos aspectos, algo necesariamente invasivo, y es muy importante tener un sistema para conocer a la persona sin juzgarla, ya que hay una gran diferencia entre entrometerse con cierta gracia en el mundo del otro, e irrumpir en ese mundo como un elefante en una cristalería.

Carácter implica automatismos, y uno de los elementos centrales de la educación humana es precisamente la formación de automatismos: por ejemplo, se obliga el niño a lavarse las manos hasta que esta acción se convierte en algo automático, es decir, hasta que lo haga de forma espontánea.

Es importante darse cuenta de ello, porque en general se cree que la espontaneidad coincide con el ser de la persona y no con el hacer.

Cuando aprendemos a conducir, al principio, hay que pensar en cómo lo hacemos, pero luego ya no pensamos en ello: sería un enorme estrés conducir mientras pensamos en cómo hacerlo, y quien sabe conducir realiza automáticamente, es decir, espontáneamente, las operaciones necesarias. Sin embargo, no hay que identificar los automatismos con la calidad: un buen pianista es ayudado, por sus automatismos, a no pensar en la gestión del teclado, pero la calidad de la ejecución depende de su nivel de creatividad, de su capacidad para diferenciar sonidos y del dominio de una sensibilidad que lo oriente, y no del nivel técnico que posee.

Hasta hace no mucho tiempo, en el entorno clínico, se utilizaba muy a menudo el término "neurosis", que ha llegado a ser tan grande y omnicomprensivo hasta perder su significado como categoría diagnóstica y ya no se utiliza en el DSM-V. Sin embargo, este término evoca una condición de malestar en la que no se pierde el contacto con la realidad y se refiere a un estado en que las personas responden, de forma automática, siempre de la misma manera, a pesar de la utilidad de cambiar sus conductas en función de la situación a la cual se estén enfrentando. Los automatismos parecen ayudar en un momento dado, pero en la economía de toda la vida se convierten en obstáculos.

Los automatismos son fenómenos hacia los cuales los seres humanos tienen más apego, pero son, al mismo tiempo, su maldición, porque el mayor inconveniente es, que poniendo el piloto automático, el avión irá siempre en la misma dirección, independientemente de lo que tenga delante.

El conjunto de automatismos más potente y más cohesionado que el ser humano posee, es, precisamente, el que se llama carácter y el que se experimenta subjetivamente como el "hacer lo que salga espontáneo hacer": por un lado, es su punto de fuerza, por el otro es su destino y su prisión. Todo esto para decir que el carácter no es ni algo para eliminar, ni algo del cual enorgullecerse. Los automatismos resultan a veces útiles y a veces no: es necesario conocerlos y suscribirse a ellos, o decidir que ha llegado el momento de desconectar el piloto automático. El problema es que, si no nos damos cuenta de que está puesto, no podemos desconectarlo.

Paolo Quattrini: Para una psicología del carácter 


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